Los antivirales de acción directa de segunda
generación, capaces de curar a entre un 95 y un 97 por ciento de los
pacientes infectados por el virus de la hepatitis C (VHC), están a punto
de aterrizar en Europa. Tras la aprobación de sofosbuvir por la
Comisión Europea este 20 de enero, Jaume Bosch, presidente de la
Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), adelantó durante
la presentación del 39º congreso de la asociación que también simeprevir
(en abril o mayo) y daclatasvir (a finales de año) serán
previsiblemente aprobados por las autoridades europeas a lo largo de
este 2014. En Estados Unidos, ya se comercializan dos de ellos,
sofosbuvir y simeprevir, lo que ya permite la combinación entre ellos.
Precisamente
qué tipo de combinación es más efectiva para cada tipo de paciente es
en lo que se centra actualmente la investigación. "Ya no se trata de
administrar una combinación fija para todos los pacientes, sino que se
va a adaptar la combinación y el periodo de duración al tipo de virus
que tenga el paciente", subrayó José Luis Calleja, secretario general de
la AEEH. La principal ventaja de esta segunda generación de fármacos es
que eliminan el interferón —una de las principales fuentes de
complicaciones— y, en el futuro, también eliminarán la ribavirina.
Este cambio acortará los periodos de duración de los tratamientos y
reducirá su toxicidad, además de disminuir la incidencia de patologías
causadas por el VHC como la cirrosis. Además, se reducirá también la
reinfección por VHC tras un trasplante de hígado al negativizar el
virus, un problema que antes sucedía en prácticamente el cien por cien
de los casos. Una cantidad de beneficios que hacen que Bosch considere
la llegada de estos nuevos fármacos como "un cambio casi tan importante
como la penicilina".
La
incógnita ahora es qué pacientes podrán beneficiarse de estos
tratamientos en España y cuándo. Por un lado, Bosch ha señalado que los
ensayos clínicos se han hecho con muestras de pacientes con la
enfermedad en un estadío significativo, donde si hay "evidencias sólidas
de curación", pero no en estadíos tan avanzados como para necesitar un
trasplante. Y, al otro lado, está el problema de que los "gobiernos no
quieren hacer gasto de repente, sino que prefieren graduarlo". En este
sentido, el presidente de la AEEH subrayó que la gran eficacia de estos
fármacos, que consiguen frenar la cirrosis y evitan trasplantes, con el
consiguiente ahorro económico, son en realidad "una inversión". Además,
Calleja volvió a recordar la importancia de crear una Estrategia
Nacional en VHC con el objetivo, entre otros, de evitar las inequidades
que se produjeron en el acceso entre comunidades a los inhibidores de la
proteasa boceprevir y telaprevir.
Además,
durante el Congreso, Bosch también destacó que existen moléculas en
investigación con muy buenos resultados en cirrosis y en esteatosis
hepática no alcohólica (NASH). En cirrosis, el presidente de la AEEH
adelantó que se presentarán resultados preliminares de un posible nuevo
tratamiento que "ya ha demostrado curar la cirrosis incluso en fases
avanzadas" en el próximo Congreso Europeo. Optimista con el estudio,
Bosch afirmó que "si 2014 es el año en que se dominó la hepatitis, ojalá
podamos decir que 2018 es el año en que se curó la cirrosis".
Con
respecto a la esteatosis hepática no alcohólica, el NIH ha tenido
recientemente que interrumpir un estudio con un fármaco por los grandes
beneficios demostrados en biopsia hepática. Esta última noticia es
especialmente importante porque, explicó Calleja, un pequeño porcentaje
de pacientes con NASH desarrollan enfermedad hepática grave y "ésta es
un área huérfana de tratamientos".
El
90 por ciento de los tumores hepáticos son carcinomas hepatocelulares,
provocados por VHC, VHB (es posible detener su replicación en el 99 por
ciento de los casos con entecavir y tenofovir, según nuevos estudios de
eficacia presentados en el Congreso) o una ingesta excesiva de alcohol.
Una enfermedad que "podría detectarse de manera precoz en el 60 por
ciento de los casos si se realizara un screening cada seis meses
en pacientes con cirrosis", tal y como ocurre en Japón, explicó Jordi
Bruix, del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona. En
este tipo de cáncer, se presentaron nuevos resultados con sorafenib, de
momento el único fármaco que ha demostrado un beneficio significativo en
supervivencia. Estos nuevos estudios señalan la no conveniencia de
interrumpir el tratamiento con este fármaco a raíz de la aparición de
efectos secundarios (síndrome mano-pie, diarrea...), ya que estos
efectos son en realidad un indicio de que el fármaco está siendo
efectivo.
Además, se han
presentado nuevos datos en torno a los mecanismos moleculares y los
factores que influyen en la agresividad del colagiocarcinoma, un tipo de
tumor cuya incidencia aumenta cada año en todo el mundo "sin
explicación alguna", afirma Bruix. De ahí la importancia de conocer sus
mecanismos genéticos más a fondo, tal y como también se está empezando a
hacer ahora en un tumor poco frecuente, el carcinoma fibrolamelar.
Es importante reconocer que en el desarrollo de estos antivirales de acción directa contra el virus de la hepatitis C (VHC) tanto de primera como de segunda generación ha jugado un papel fundamental la investigación contra el VIH. La investigación en la lucha contra el VIH es la que ha permitido el desarrollo de antivirales específicos que atacan ezimas que los virus necesitan en su proceso de replicación, por lo tanto se puede decir que el aporte de la investigación contra el VIH ha sido determinante para la lucha contra la hepatitis C y su curación.
Fuente: www.hivandhepatitis.com